La AUTOESTIMA es un tema muy importante a la hora de hablar de Liderazgo, Comportamiento y Conducta Humana, aunque pocas veces se toma en cuenta.
El significado de Autoestima puede entenderse a partir de
varios niveles, el energético y el
psicológico.
Desde el punto de vista energético, se entiende que:
Autoestima es la fuerza innata que impulsa al organismo hacia la
vida, hacia la ejecución armónica de todas sus funciones y hacia su desarrollo;
que le dota de organización y direccionalidad en todas sus funciones
y procesos, ya sean éstos cognitivos, emocionales o motores.
De aquí se desprende:
_ Existe una fuerza primaria que
nos impulsa hacia la vida.
_ Esa fuerza posibilita la
realización de las funciones orgánicas armónicamente.
_ Esa fuerza nos permite desarrollarnos.
_ Esa fuerza nos permite tener
una organización, una estructura.
_ Esa fuerza es responsable de
nuestros procesos de funcionamiento, y tiene que ver con nuestros pensamientos,
nuestros estados emocionales y nuestros actos.
Desde el punto de vista psicológico, puede decirse que:
Autoestima es la capacidad desarrollable de experimentar la
existencia, conscientes de nuestro potencial y nuestras necesidades reales; de
amarnos incondicionalmente y confiar en nosotros para lograr objetivos, independientemente
de las limitaciones que podamos tener o de las circunstancias externas
generadas por los distintos contextos en los que nos corresponda interactuar.
De aquí se desprende lo siguiente:
_ La Autoestima
es una disposición, un contenido, un recurso natural en el ser humano.
_ La Autoestima
es desarrollable.
_ La Autoestima
sólo existe relacionada con la experiencia de la vida.
_ La Autoestima
está relacionada con el hecho de estar conscientes de nuestras
potencialidades y necesidades.
_ La Autoestima
está relacionada con la confianza en uno mismo.
_ Existen necesidades reales y
otras que no lo son aunque a veces así lo pensemos.
_ La Autoestima
está relacionada con el amor incondicional hacia uno mismo.
_ La Autoestima
orienta la acción hacia el logro de los objetivos y el bienestar general.
_ Podemos tener limitaciones y a
pesar de ello tener Autoestima.
_ Los eventos externos, las
contingencias, no necesariamente deben afectar nuestra
Autoestima., al menos no de
manera estable o permanente.
Otros conceptos de Autoestima, relacionados de alguna
forma con los que ya hemos expuesto arriba, sugieren que:
_ Es el juicio que hago de mi
mismo.
_ La sensación de que encajo y de
que tengo mucho por dar y recibir.
_ La convicción de que con lo que
soy basta para funcionar; que no tengo que
incorporar nada nuevo a mi vida, sino
reconocer aspectos de mí que no he
concientizado, para luego integrarlos.
_ La reputación que tengo ante mí
mismo.
_ Es una manera de vivir
orientada hacia el bienestar, el equilibrio, la salud y el respeto
por mis particularidades.
Para efectos de facilitar la
comprensión de todo lo expresado anteriormente, asumiremos que la Autoestima
es siempre cuestión de grados y puede ser aumentada, ya que si lo vemos con
cuidado, concluiremos que siempre es posible amarnos más, respetarnos más o
estar más conscientes de nosotros y de la relación que tenemos con todo lo que
nos rodea, sin llegar a caer en el narcisismo o egoísmo, que es cuando sólo podemos amarnos a nosotros mismos. Por
eso utilizaremos expresiones como aumentar, elevar o desarrollar la Autoestima ,
para aludir al hecho de que alguien pueda mejorar en los aspectos citados.
De manera que sí es posible una
potenciación de este recurso de conocimiento, aceptación y valoración de uno
mismo.
Cuando nos referimos a personas o
situaciones de poco amor o respeto hacia nosotros mismos, utilizaremos los
términos "DESVALORIZACIÓN" o
"DESESTIMA", como palabras que se refieren a una manera
inconsciente de vivir que niega, ignora o desconoce nuestros dones, recursos,
potencialidades y alternativas.
También es conveniente aclarar,
que podemos tener comportamientos de baja Autoestima,
en algún momento, aunque nuestra tendencia sea vivir conscientes, siendo
quienes somos, amándonos y respetándonos.
Puede también suceder lo contrario: vivir una vida sin rumbo, tendiente al
Autosabotaje y a la inconsciencia, pero podemos experimentar momentos de
encuentro con nuestra verdadera esencia. Fragmentos de tiempo de inconsciencia
y desconfianza en uno, no son igual que una vida inconsciente regida por el
miedo como emoción fundamental. Lo uno es actitud pasajera, lo otro es forma de
vida. Hay que distinguir.
CÓMO SE FORMA LA AUTOESTIMA.
Desde el momento mismo en que
somos concebidos, cuando el vínculo entre nuestros padres se consuma y las
células sexuales masculina y femenina se funden para originarnos, ya comienza
la carga de mensajes que recibimos, primero de manera energética y luego
psicológica.
Debido a que los pensamientos y emociones
son manifestaciones de energía y en el organismo se presentan en forma de
reacciones eléctricas y químicas, cada vez que una mujer embarazada piensa o
siente algo con respecto al niño en formación, su cerebro produce una serie de
químicos que se esparcen por todo su cuerpo y que la criatura recibe y graba en
su naciente sistema nervioso, sin tener la suficiente consciencia como para
comprender o rechazar lo que recibe a través de un lenguaje químico
intraorgánico.
El hecho de que alguno de los progenitores,
por ejemplo, asuma como un problema la llegada del niño, es captado por éste
emocionalmente, y su efecto formará parte del archivo inconsciente del pequeño
y tendrá repercusiones más adelante, cuando reaccione de diferentes formas y no
logre comprender las causas generadoras de sus conflictos. Igualmente, cuando
ya se ha producido el alumbramiento, todo estímulo externo influirá en el
recién nacido y le irá creando una impresión emocional que influirá sus
comportamientos futuros. Los padres y otras figuras de autoridad, serán piezas
claves para el desarrollo de la
Autoestima del
niño, quien dependiendo de los mensajes recibidos, reflejará como espejo lo que
piensan de él y se asumirá como un ser apto, sano, atractivo, inteligente,
valioso, capaz, digno, respetado, amado y apoyado o, por el contrario, como
alguien enfermo, feo, ignorante, desvalorizado, incapaz, indigno, irrespetado,
odiado y abandonado. La forma como nos tratan define la forma como nos
trataremos, porque esa es la que consideraremos como la más normal.
Con la llegada de la pubertad y
la adolescencia, se da la bienvenida a la sexualidad y a la necesidad del joven
de encontrarse a sí mismo. Se inicia la llamada "brecha generacional"
y el tránsito hacia una mayor definición de la personalidad. Esta etapa es
crucial ya que en ella surgen con fuerza la competencia y el deseo de ser mejor
que los demás. El joven experimenta una gran necesidad de aprobación por parte
de su grupo cercano y aprende a dirigirse hacia quienes lo aplauden y a huir de
quienes lo pitan. Desarrolla, con tal de ser querido, conductas muy específicas
que se generalizarán hacia la vida adulta.
El ingreso al mundo laboral
complica el asunto de la formación y manifestación de la Autoestima ,
ya que en ese contexto se nos mide por lo que hacemos y no por lo que somos. Si
produces, te quedas y si no te vas. Esa es la medida cuando de dinero se trata.
Finalmente en la pareja y el matrimonio se expresa mucho de lo
aprendido en los años precedentes: grabaciones, condicionamientos, tradiciones;
lo que fue vertido en el molde durante muchos años y que hemos llegado a creer
que somos. En este tiempo, formamos parte de una sociedad uniformada en la que
muchos han renunciado a expresar su originalidad y tienen ideas fijas de las
cosas, que casi siempre siguen aunque no les funcionen. La inconsciencia y
falta de comprensión de lo que ocurre, induce a culpar, a resentir, a atacar, a
agredir a los demás, a quienes se ve "como malos que no nos
comprenden".
Para entonces, ya hemos
construido una imagen de nosotros (autoimagen),
puesto que habremos aprendido una forma de funcionar, y llevamos como marca en
la piel de vaca, el sello de lo que creemos que podemos o no ser, hacer y
tener.